Título: Encuentros cercanos de primer tipo Género: Pintura Dimensiones: 20 x 15 cm / 30 x 40 cm / 10 x 15 cm Materiales: Óleo sobre papel / óleo sobre madera mdf Breve descripción: La situación en casa / en mi cuerpo / en mi comunidad durante la pandemia. Retratos de mi misma desde el recuerdo que relata el contrasentido de la realidad. Traslado de lo imaginario a lo material, ¿qué es entonces lo material? Durante este tiempo el concepto de ello ha cambiado.
Lo cotidiano se ha vuelto un tema urgente en el arte contemporáneo. Mejor dicho, urgente se ha vuelto tratar las emociones en lo cotidiano. La pandemia, y el posterior encierro que sobrevino como medida sanitaria para frenar los contagios, han reconfigurado el presente a una velocidad tal que ha dificultado poder entender qué es lo que está ocurriendo con total claridad. Pasado el espasmo de aquellos primeros días, de algún modo ahora tratamos de comprender la nueva realidad ante la cual nos encontramos. El tiempo en que la gente se juntaba, sin preocuparse demasiado por contraer alguna enfermedad letal, hoy nos resulta lejano. Lo normal no es una realidad perenne. Estamos cambiando constantemente; estos procesos podrían sentirse algo traumáticos, con alguna resistencia ante el cambio, para luego entender que también nos podrían ayudar. La realidad nos remite a esa fragilidad constantemente para, tal vez, replantearnos el sentido de nuestra existencia.
A través de sus pinturas, Nat Martínez se hace el mismo planteamiento. En particular, ella se pregunta por lo material, lo que nos lleva a escenarios que nos resultan conocidos para quienes vivimos en Asunción, y que serían próximos para la artista: su casa, su comunidad, su cuerpo. Sin embargo, al mismo tiempo, hay un cierto extrañamiento, una sensación que se ha hecho común para muchxs en estos últimos meses. Nuestros modos de relacionarnos con los lugares donde vivimos, la manera en que los vemos, los sentimos, los percibimos, es distinto. Así también, nuestrxs cuerpxs, en cuanto territorios que habitamos, ya no son lxs mismxs que antes de la pandemia.
Nat ha estudiado en detalle las formas y los colores de su entorno, su técnica da cuenta de eso. Es por ello que también podemos ver en sus trazos una necesidad de reconectar con aquellas emociones familiares. Nos acerca a un deseo tangible de reencontrarse con lo que ella considera propio, sin dejar de cuestionarse por el sentido de este presente. La pregunta por lo material, ante la perturbación de la noción de normalidad que creíamos y de las estructuras que nos sostenían, debería atravesar nuestros nuevos ensayos de cotidianidad. ¿A qué nos aferraremos ahora? ¿Cómo construiremos nuestras ideas de proximidad? Quizás podríamos retomar las palabras dichas por el artista Bill Viola: “debemos recuperar el tiempo para nosotros y dejar que nuestras conciencias respiren y que nuestras abarrotadas mentes estén quietas y en silencio. Esto es lo que el arte puede hacer”.