Me crecieron mujeres en la piel, cerca del hombro. Niñas corriendo desde la ingle. Siamesas en el ombligo. Es la intemperie útero de semilla. Toda yo un bosque, después del incendio en los ojos.
Cenizas como único consuelo de troncos. Sangro verde en vez de caricia. Un sátiro organiza el fuego. Ella se regenera y vuelve a secar. Traga el sol y la daga. La garganta, terreno de espinas. Nada crece. Lleva en su vientre asesinos seriales.
Los hongos son ancianas que olvidaron cuentos. |