Título: Puedo salir sin moverme (descripción gráfica) Género: Fotografía intervenida Dimensiones: Dos obras de 12x18cm Materiales: Fotografía, marcadores, piso de piedra Breve descripción: Sacarme fuera de mí mediante visiones. Estas paredes hicieron un ejercicio de observación: - Hay paredes que me resguardan, me aíslan, me acogen de miradas. Me olvidé de ellas de tan acostumbrada, de tan encerrada. - Hay paredes que me hablan, que quieren que me deshaga de ellas. Esperan que me conecte con un horizonte, que logre escaparme. Primero con la mirada y luego con la materia.
Algo quiere salir.. salir a pesar de mí, a pesar de ti, aunque duelan los dedos, aunque queme como el fuego.
Algo quiere vivir.. vivir a pesar de mí, a pesar de ti.. aunque para vivir haya que atravesar la espesura del bosque, aunque para vivir haya que atravesar gruesos muros. aunque para vivir haya que danzar con el fuego.
Algo ha muerto…a pesar de mi y a pesar de ti.. Y se ha quedado tieso, suspendido en el aire se balancea y está a punto de caer, sólo una débil mano lo sostiene. Un frío y duro suelo de gotas grises lo espera, pero decide aferrarse a una frágil esperanza.
Rama negra, mustia y triste ha llegado tu final, pero el arte te ha dado vida con unos trazos de pincel. Ya no pende de la cornisa tus brazos sin sentido pues la musa de veinticinco te ha dado nuevos bríos ¿Quién eras flotando en el viento, antes que ella sus ojos en ti posara? Y decidiera tu forma en un instante capturarla No eras nadie, sola en el balcón tus largos brazos al viento bamboleabas. Sola, y a tus secas ramas nadie las miraba hasta que ella sin prisa un día pasaba, alzó los ojos y por tu negra figura quedó prendada. Algo de tu triste silueta caló en su sensible corazón, en un acto de ternura registró tu imagen y por arte de magia has vuelto a la vida, sobre un papel de fotografía con trazos de pincel serás por siempre recordada.
Fuego fatuo, fuego esquivo danzaba en mi mente débil inspiración. Negra noche rodeaba tu efigie tus dedos quemantes no podían tocarme. Tampoco eras nadie al igual que la rama, en la noche oscura te ibas consumiendo dejando una hermosa estela de luz. Mas nada de eso importancia tenia, pues tu final en breve llegaría. Una vez más la suave musa del arte vendría junto a tus llamas a suspirar, y al sentir tu calor y el dulce murmullo de tu crepitar sus dedos de maga te convertirían en imagen perenne para siempre en papel.
Rama y fuego, Fuego y rama, Dos seres que nadie veía, Un destino común los uniría, los ojos y dedos de la dulce maga en pareja de arte los trocaría, y como en viejos cuentos de hadas ¿in/felices? por siempre así vivirían.
Básicamente me centré en la pregunta de cómo me hacía sentir la obra de Cecilia Avati, ésta dio muchas vueltas en mi mente y al principio no encontraba conexión entre ambas imágenes sobre la piedra gris. Luego dejé que mis propios sentimientos hicieran eco en ellas, los dejé aflorar y empecé a escribir esta suerte de poesía, conectando con que la propia Cecilia es el hilo conductor al elegir las imágenes, decidir emparejarlas y colocarlas sobre un suelo gris otorgando al conjunto un fondo. De esta manera, aunque sean dos imágenes capturadas en diferentes momentos forman un todo en una sola obra.