Descripción: Registro sobre cómo una migrante y nómada sobrevive durante la cuarentena del COVID19. Eat, sleep, TRAIN, repeat. Muchos loops que desembocan en un quiebre y desnudan heridas e inquietudes pasadas, con miras a un futuro aún más in-cierto de lo habitual. Trabajo estrenado el 26 de junio en la selección para la fase 2 del ciclo de videoperformance #Confinamiento organizado por PerfoRED-Mx (México D.F) Versión original del registro de cuarentena COVID 19 entre los meses de abril y mayo de 2020, garage del edificio Imperial de Bogotá D.C, Colombia.
Texto reflexión de Elian Echagüe
A través de la pantalla se observa lo que pareciera ser el interior de una habitación, una escena monocromática que se rompe luego de unos segundos cuando un cuerpo atraviesa la escena. Un cuerpo que intenta seguir con su rutina dentro de las limitaciones del encierro.
Aunque la cuarentena haya provocado un quiebre en todas las actividades diarias, casi como un instinto de supervivencia el ser humano se aferra a continuar con todo aquello que le es conocido, enfrentándose de esta manera a la total incertidumbre de un futuro cada vez más incierto.
El cuerpo resiste, los movimientos se repiten una y otra vez al compás de la música. Adelante, atrás, arriba, abajo, al costado y al otro, siempre dentro de cuatro paredes. “Hoy te toca morir lento” se puede escuchar en uno de los versos.
Al cabo de unos minutos, el rostro se acerca a la pantalla buscando interacción con la otra persona. La comunicación entrecortada por la virtualidad, las palabras intentan traspasar vanamente el encierro y la distancia. La ilusión de cualquier contacto social se ha perdido, no queda más que fundirse en los propios pensamientos. La pantalla se devela por un momento como un espejo que susurra un soliloquio, la vida sigue desde el encierro. La vida pasa velozmente, lentamente. Como un ritual interminable, con fecha incierta de caducidad.
Luego de un tiempo, la repetición va careciendo de sentido, o tal vez la carencia de sentido sea la que impulse a encontrarle uno, conectándola con otros pensamientos, con otras historias, con otros conceptos. Cuando ya todo parece incierto, reinventarse sería la posible alternativa para continuar.
Violeta ahora se percibe como un cuerpo nómada, un cuerpo errante que deambula entre los márgenes. A través de la performance, recurso utilizado generalmente con la intención de cuestionar las categorías y los lenguajes del arte, la artista se cuestiona sus propios límites identitarios.
Para Glusberg, el arte de la performance se basa en la deconstrucción del cuerpo, dada su fisicalidad y su relación directa con el espacio y la sociedad. Para el mencionado autor, este tipo de arte surge como un reencuentro por parte del artista consigo mismo, como una “inmanencia del gesto” (Glusberg, 2007. p. 52) Es aquel gesto inmanente al cual nos remite la obra de Acuña. Ese gesto del cuerpo que se repite una y otra vez, que se agota en sí mismo y que sin embargo es inherente a todo ser humano. Ese gesto que, al repetirse, reconstruirse y de construirse, intenta burlar sus propios límites. Tal vez hacia la búsqueda de la propia persistencia.