Descripción: “Los espacios de la casa son espacios vividos”, dice Gaston Bachelard. Cada lugar y cada objeto tienen memoria y significado, por las vivencias de las que han sido testigos. Los rincones, sostiene, son los ámbitos con mayor significado, son refugios. Los entiende como esos pequeños espacios que se eligen para habitarlos al máximo, donde con mayor fuerza hacemos presencia. Esos rincones hablan mucho acerca del modo como nos relacionamos con nosotrxs mismxs y con la vida. Allí, en los rincones, “se recuerda el silencio, un silencio de los pensamiento “y donde nos ubicamos para relacionarnos también con la inmovilidad. “Se construye una cámara imaginaria alrededor de nuestro cuerpo que se cree bien oculto cuando nos refugiamos en un rincón. Las sombras son ya muros, un mueble es una barrera, una cortina es un techo”. Así, transitando estos tiempos pandémicos de manera inmóvil, comencé a observar rincones de mi casa como fotos dibujadas, como espacios que se vuelven mundos y que a la vez marcan los límites hasta donde puedo moverme. En este verano 2020/21 comencé una serie de dibujos a lápiz sobre papel, en pequeño formato (19 x 15 cm). Comparto 5 de los 20 que he hecho hasta ahora. Cada uno fue realizado como una pieza del rompecabezas espacial donde detengo la mirada, en el micromundo aislado donde los márgenes se profundizan hacia adentro.
Texto reflexión de Nico Mier-D
Como un acto de tacto con el registro de un espacio. Es la primera frase que arroja la obra de María Paula Doberti, donde el cuerpo y la manufactura se hacen presentes, dentro de un procedimiento específico y desconocido, del cual solo conoce quién lo hizo. En un intento de acercamiento hacia el proceso de esta serie de obras que deviene en lenguaje de dibujos numerados de forma aleatoria, (1-2-4-5-11), y desde una perspectiva misteriosa, me parece proponer otra forma de capturar espacios, casi como una fotografía. Pero estos tiempos nos invitan a bajar la guardia y respirar un poco más lento. Los espacios vividos dentro de esta crisis sanitaria urgen la descomposición del imaginario líquido, sistemático, impuesto. Cómo optar por ilustrar rincones antes que tomar fotografía de ello. Recuerda a las personas que se detienen a conocerse y aprenderse las líneas que se graban en la palma de las manos, que a lo largo del tiempo sufren cambios. Quizás, quién percibe estos cambios, proyectan determinados momentos de quietud y pienso dentro de la cotidianidad. De salidas al ocaso o espacios de silencio ante una luna llamada Brida o Cándida de encandecente, haciendo alusión a estos tiempos de encierro y limitaciones de desplazamiento, donde tal vez solo nos queda mirar al cielo y pensar en que nombre darle a la luna, o propagar un significado interno, simbólico a lo que nos rodea, si animamos una observación efervescente y continua para no sucumbir ante las nuevas formas de normalidad que intentan alojarse globalmente.
Estas obras invitan al misterio del por qué hacer ciertas cosas, como ejercicio de sobrellevar coyunturas, sin hablar tanto de ello. El silencio y la soledad. Citando una conocida frase de una banda llamada Sumo, que nos dice, “mejor no hablar de ciertas cosas”, y, mejor hacerlo, llevarlo a la praxis, de la mejor forma posible, para sentir un cuerpo en armonía con su entorno, entendiendo las formas con las que convive y generando contenido con lo que percibe a diario. Alojar en la memoria lo vivido y situarlo en el presente, buscando la chispa de quietud y alegría con el cosmos, para concretar el viaje de misterio detrás de estas obras, que, como leía en un párrafo escrito por un monte que dispara palabras desde sus sentidos que friccionan con la magia, esta serie de dibujos, podrían ser un instante congelado en lo infinito de un algoritmo.